viernes, 21 de enero de 2011

IV

Cada sábado (desde el 17 de octubre hasta el último que no recuerdo) era una aventura, entre risas, chascarrillos, actividades que servían a todos para evitar el sueño a toda costa.

El día de la posada secreta se organizo un intercambio, pero nadie sabía que existía un regalo "sorpresa". Al terminar todos de entregar su regalo saque de mi mochila (mi fiel acompañante) una botella con el elixir del agave de Jalisco, ante esto los compañeros no tuvieron mayor cosa que hacer que echar la clásica carrilla...

Cuando el nivel terminó pensamos que sería la última ocasión que nos veríamos, pero quiso Dios y el Destino que apuntara su número de celular así como su correo electrónico en el pintarrón, para mantener comunicación con los alumnos, cosa que agradecí internamente.

No transcurrieron muchos días para que le enviara el primer mensaje que a la letra decía: "Teacher ya tengo mi beca para el siguiente nivel".

Otra cosa que recuerdo es el momento en que llegue a su casa por primera vez, pero esto será en la próxima entrada

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